En el cielo también se usan zapatos: Un acercamiento a "Los niños del cielo"
- Elisa Suáresz
- 5 feb 2017
- 3 Min. de lectura

Título: Niños del cielo
Título original: Bacheha-Ye aseman
Dirección: Majid Majidi
País: Irán
Año: 1997
Fecha de estreno: 08/10/1999
Duración: 89 min
Género: Drama, Comedia
Calificación: Apta para todos los públicos
Reparto: Mohammad Amir Naji, Amir Farrokh Hashemian, Bahare Seddiqi, Nafise Jafar-Mohammadi, Fereshte Sarabandi, Kamal Mirkarimi, Behzad Rafi, Dariush Mokhtari, Mohammad-Hasan Hosseinian, Masume Dair
En 1998, Mayid Mayídi logró ser el primer director en colocar una película iraní en la categoría de los premios de la Academia Mejor película de habla no inglesa. Los niños del cielo perdió ante la vida es bella, pero eso no le restó darle su reconocimiento al ser mostrada en numerosos festivales de cine y ser muy bien recibida por la crítica.
La historia comienza como el clásico cuento de Cenicienta. Alí, lleva a reparar los zapatos de su hermana Zhara, pero al traerlos de vuelta a casa los pierde y por temor a ser reprendido por sus padres, ya que no tienen dinero para comprar unos zapatos nuevos, mantiene el secreto con su hermana.

Mayid comienza la agonía del protagonista mostrando el lado más pobre de Teherán, lugares que parecen ser olvidados por el Gobierno y en donde estas personas buscan la manera de vivir el día a día. Alí sabe que sus padres no pueden pagar unos zapatos nuevos para su hermana, además su madre está enferma y tienen deudas que no pueden pagar. Es aquí donde el espectador se vuelve parte del sufrimiento, es capaz de sentirse mal porque él no puede recuperar los zapatos de su hermana pequeña, quien los espera con ilusión. Ambos comienzan por compartir los zapatos de Alí: por la mañana los usará Zhara para ir a la escuela, y en la tarde, él los llevará para también ir a la escuela.
El intercambio de los zapatos que se lleva a cabo todos los días, y la búsqueda del par de zapatos para Zhara se convierte en el eje principal de la historia, como ya mencioné, cada obstáculo al que los hermanos se enfrentan, el espectador se siente parte de él, y debo añadir que las actuaciones de los niños son muy reales y realmente llegan a transmitir todo el sufrimiento al no poder encontrar un par de zapatos o una solución para su problema.
A lo largo de la historia podríamos aplicar la famosa frase “no hay mal que por bien no venga” ya que los niños nos enseñan eso precisamente, que a pesar de los infortunios por los que pasan no pierden nunca la esperanza de poder recuperar el par de zapatos de Zhara.
Pero el amor por la familia no es el único tema que envuelve a la película. En cada una de las escenas podemos ver el estilo de vida de esta y otras familias. El padre de los chicos recolecta té a cambio de un sueldo que no alcanza para mantener a su familia y para sacar un poco más de dinero va a la zona más lujosa de la ciudad junto con Alí para ofrecer servicios de jardinería.
La educación también es un elemento muy importante. La escuela matutina es para niñas, educadas por profesoras; por la tarde, profesores imparten clases a los chicos. Aquí podemos ver salones pequeños donde todos están muy apretados porque el número de alumnos es muy grande. El retrato de estas personas me recuerda mucho a lo que Buñuel reflejó en Los olvidados aunque claro, las tramas son completamente distintas, pero el mostrar a las zonas más marginadas y hacerte ser parte de ellas es algo que estos dos directores han logrado.

Lo último que me queda por decir es que los dos niños definen muy bien sus personajes, incluso con sus gestos logras comprender por lo que están pasando. Este filme puede reflejar la esperanza que se tiene contra la adversidad, y esa esperanza única de la inocencia. Finalmente ver esta película es algo de lo que no te arrepentirás.

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